Cogidas de la mano

Nada más despertar, se gira y lo descubre a su lado. Abrir los ojos y saber que su rostro descansa al lado del suyo la impregna de esa fortaleza que ahora tanto necesita.

Sus ojos también se abren. En un acto reflejo y al unísono, los rostros de las dos niñas dan un paso hacia adelante sobre la almohada. Esto provoca que sus pequeñas naricillas casi puedan rozarse.

La niña del pijama rojo mueve su cabeza de izquierda a derecha consiguiendo que su nariz roce la de su amiga. Una vez que ha parado, la niña del pijama azul celeste la imita, devolviéndole otro beso de gnomo.

Un nuevo acto instintivo hace que las dos se cojan de la mano. Con fuerza.

Vuelven a mirarse. Sonríen. Aunque lo hacen a duras penas.

Parece ser que esa mañana han amanecido más sincronizadas que nunca y una pequeña lágrima comienza a rodar por la mejilla de ambas.

Esas lágrimas que salen de lo más profundo de sus almas se asoman a los balcones de sus pupilas, resbalan por las enredaderas de sus pestañas y se deslizan rápidamente por la dulzura de sus mejillas. Llegan a la almohada pero no mueren en ella. Antes de esas lágrimas ha habido otras y esas otras han dibujado un pequeño río. Sobre ese pequeño río discurren ahora las últimas en nacer hasta llegar a un pequeño charquito que ambos ríos han originado sobre la sábana que cubre el colchón.

Han olvidado quien necesitaba de la otra para que pasara la noche a su lado. Sólo saben que están juntas y que cogidas de la mano son más fuertes.

Es hora de levantarse. Han de secarse las lágrimas y enfrentarse de nuevo al mundo y a la realidad, pero saben que juntas podrán hacerlo.

La niña del pijama azul celeste coloca un dedo índice a cada lado de los labios de la otra niña. Los desplaza de forma horizontalmente ascendente y presiona durante unos segundos, hasta fijar la curvatura que ha creado. La niña del pijama rojo la imita y le pinta a ella una nueva sonrisa.

Acaban de recordar que el pequeño mundo que comparten necesita contagiarse de sus pequeñas sonrisas para ser un poquito mejor y más llevadero, así que han decidido convertirse en pequeñas hadas de las sonrisas.

Sonriendo y sin que sus manos se suelten, bajan a desayunar para comenzar con esa misión tan importante que las dos tienen.

Están llenas de vida. Son fuertes. Acaban de convertirse en dos pequeñas heroínas y su arma más poderosa es la sonrisa.

Para María, por hacer que mis sonrisas nazcan de las suyas y dejar que las suyas se unan a las mías.

6 comentarios:

  1. Es una de las cosas más bonitas que he leído en toda mi vida y, sin lugar a dudas, uno de los mejores regalos que me han hecho.

    No te voy a dar las gracias, principalmente porque a mí no me gusta que me las den y por eso actúo en consecuencia... ;)

    Eres la mejor hada de las sonrisas que pueda haber en el mundo y mi heroína particular. Pero bueno... eso ya lo sabes tú, TONTA DEL CULO!! :P

    Mil biquiños purrusquiña, apertas e aplausos a moreas!! =D

    ResponderEliminar
  2. Muy bonito niña. Sin duda, uno de los lazos más fuertes es el de la amistad verdadera, y en las dos niñas de pijama rojo y pijama azul celeste sin duda hay mucho más que eso.

    Ambas apoyándose mutuamente en los momentos malos y disfrutando mano a mano en los momentos alegres, son mucho más fuertes que individualmente, y podrán con todo y mucho más!

    Un fuerte, fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Te has metido de cabeza en mi lista de recomendaciones!!

    Ha sido toda una experiencia leer este relato, de verdad de la buena.

    Muy tierna la relación de esas dos niñas en pijama, sobre todo me ha hecho sonreír el detalle de los dedos a los lados de la boca.

    SAlu2

    ResponderEliminar
  4. ¡Muy bonito!....Que cosa mas tierna de cuento. Salu2.

    Luz de Luna

    ResponderEliminar
  5. Lo tuyo es saber ensalzar la amistad cómo se merece, y con toda la dulzura que puedes^^ Muy bien.
    Un beso,
    Mun

    ResponderEliminar
  6. Jooooooooo qué tierno, qué bonito... genial!!! vaya descripciones, ves ahí a las dos niñas mirarse, cogerse de la mano, llorar, dibujarse una sonrisa la una a la otra (me encanta esa imagen :D) precioso, de verdad!!

    La amistad es para lo bueno y para lo malo, eso está claro, y amistad más pura que la de estas dos niñas de tu relato no hay...

    Muaks!!

    ResponderEliminar